Esta toma de conciencia se desarrollará en gran medida de la coherencia entre tus dominios internos y externos. En otras palabras, tus expresiones del instrumento humano se alinean a la Presencia dentro de ti, y comenzarás a aplicar esta Presencia en tus asuntos diarios. Voy a dar sólo un pequeño ejemplo:
Antes de que bebas agua, mantén la copa o la botella en tus manos, y permite que tu vibración, todo tu ser, llegue hasta el agua (recuerda, no son tus manos los únicos conductos de tu vibración). No tienes que aferrarte a ninguna intención en particular, impresión, o pensamiento sobre el agua, simplemente infunde tu vibración en el agua.
Haciendo algo tan simple como esto es una manera de llamar tu Presencia o el Centro Espiritual al dominio de la materia, o, más precisamente, es una manera para que puedas reconocer que tu presencia es un facilitador y co-creador dentro de tu universo local. Tú y todo lo demás a tu alrededor es energía vibratoria, que es parte de la sinfonía que llamamos Universo. Al compartir tu vibración conscientemente a cualquier persona, animal u objeto, eres inmediatamente más coherente. Tu conciencia vibracional emana con mayor potencia, y tu señal portadora es la Unidad.
Esto es importante de entender porque como activistas espirituales no estamos tratando de usar nuestra conciencia vibratoria para hacer el cambio o intervenir en los asuntos de nuestro planeta. Se trata simplemente de un baile de la Unidad vibratoria. Es un intercambio de co-creación. Es una mezcla de facilitación vibratoria. Es un llamado a la orientación y la visión. Es una celebración de unidad y de su perfección. Desde esta perspectiva, el viaje a la Unidad es convocado por el equivalente vibratorio de cada uno de nosotros actuando como la señal de una campana compartida desde nuestro hogar.